Tirar de Lengua

5 febrero, 2012

LA LITERATURA REALISTA DEL SIGLO XIX

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Literatura realista en España

Marco histórico

Los orígenes de la novela en el XIX

Auge de la narrativa en el 68

Concepto de Generación del 68

Galdós

Clarín

Valera

Marco histórico

 Este periodo viene determinado por la revolución de 1868, que añade nuevas inestabilidades al final del siglo. Asistimos, sucesivamente, al gobierno de Amadeo I, a la 1ª República y a la Restauración borbónica; aun así, no se solucionan los problemas del país.

     Sociedad: Dos grupos sociales serán los más influyentes:

-Una Burguesía capitalista, que se afianza; políticamente se vuelve conservadora, sobre todo tras la aparición de los movimientos obreros.

-Surgen los movimientos obreros; Marx publica su Manifiesto comunista en 1848: a España llega en 1872; el P.S.O.E. es fundado por Pablo Iglesias en 1879.

    Filosofía: Varias son las filosofías que se desarrollan en esta época:

-El Positivismo nace como ideología opuesta al Romanticismo. Sólo se admite como verdadero lo descubierto mediante la observación rigurosa y la experimentación; por tanto, se rechaza la especulación pura.

-El Determinismo, según el cual el destino del hombre está marcado por su herencia genética y por la influencia del medio social en el que se desarrolla su vida.

-El Krausismo, que estudia lo específico de cada nacionalidad; rechaza el autoritarismo. Da importancia a la unión del espíritu con la naturaleza. Adquirirá más importancia a inicios del siglo XX.

-El Marxismo, primer movimiento obrero que busca la lucha de clases y la revolución obrera para acabar con el injusto mundo burgués.

 


Los orígenes de la novela en el siglo XIX

    Tradicionalmente se ha tenido a Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber), con La gaviota (1849) como la primera novelista del siglo. Hoy en día se investiga (Zavala) la aparición de la novela por entregas (en la línea del francés Eugène Sue), de gran auge hacia 1830. Wenceslao Ayguals de Izco (María, la hija de un jornalero) es el autor más destacable.
Fernán Caballero entronca con Estébanez Calderón en su forma de ver Andalucía (marco de su obra). Es una defensora del Antiguo Régimen que altera la realidad para defender sus tesis. En su novela abunda el diálogo y los personajes están poco definidos (son personajes-tipo, heredados del costumbrismo). Sus obras más importantes fueron La gaviota,Elia (1849), Clemencia (1852) y La familia de Alvareda (1849). La gaviota es una obra (por primera vez) absolutamente contemporánea (su acción se sitúa en 1848) y realista (hasta donde el Romanticismo lo permitía, según Rodríguez Luis). Está considerada como «prerrealista».

 


Auge de la narrativa a partir de 1868

     Para Lucien Goldman, la nueva clase social (burguesía) requiere un nuevo tipo de estructura literaria: la novela: racionalización del Universo sobre un individuo, el protagonista.
I.Ferreras distingue tres momentos: Prerrealismo, Realismo y Naturalismo.

-El Prerrealismo: parte de una visión dual de la sociedad, la política y la moral (hay «buenos» y «malos»). Todo queda mediatizado por esta punto de vista. Aparecen frecuentes juicios de valor en la obra. El realismo prescindirá de ello.

-El Realismo es más objetivo y menos ejemplificador. Ofrece una visión más amplia y abierta de la realidad. Se observa un «ansia de totalidad». Se desprende de la visión dual; desaparecen los personajes paradigmáticos, las lecciones de moral, las «tesis». Esta novela nacerá a raíz de la revolución del 68 (una vez asimilada), en la década de los 80-90. Recordemos la definición de Stendhal sobre la novela: un espejo que se pasea a lo largo del camino y refleja lo que se encuentra (sea elevado o miserable, moral o inmoral…) Hay un intento de objetividad, de no enjuiciar los hechos.

+Los temas serán muy variados: toda la realidad del momento: política, proletariado, caciquismo, bajos fondos, mundo rural, infidelidad conyugal, vida en los conventos…

+En cuanto a la técnica narrativa, estas obras presentarán descripciones minuciosas; se dedicará especial atención a la ambientación.

El auge del Realismo se produce en Europa antes de 1860 (salvo en rusia -Dostoievski, Tolstoi- que será más tardío): en Francia destacan Henri Beyle, Stendhal (Rojo y negro, 1830; La cartuja de Parma, 1839), H.Balzac (Comedia humana, 85 novelas); G.Flauvert (Madame Bovary, 1857); en Inglaterra, Dickens publica Oliver Twist en 1838 y David Copperfield en 1849. En España, estamos ante otro fenómeno de «frutos tardíos»: debemos esperar a la década de los 70.

-El Naturalismo es un concepto difícil de deslindar del Realismo. Se considera La desheredada (Galdós, 1881) su primera manifestación. Consiste en una visión de los aspectos más sórdidos de la vida; una expresión cruda de la sociedad española. Trata de explicar al hombre por su fisiología y de interpretar el comportamiento humano como producto de aquella (Taine). Es una literatura comprometida y progresista, que frecuentemente choca con los gustos del público (incluso Alarcón o Pereda) y, por consiguiente, de los editores.
El Naturalismo surge con la obra del francés Émile Zola (París, 1840-1902). Zola nos dice que el escritor naturalista no sólo debe observar la realidad (eso ya lo hacen los realistas), sino experimentar. Se trata de una novela escrita con carácter impersonal (el novelista debe desaparecer), con un enfoque determinista (el medio -en una doble vertiente, fuerza de la herencia y medio social- determina a los hombres). Para desarrollar todas estas ideas teóricas, Zola escribe un ciclo de 20, novelas, entre 1871 y 1893, bajo el título de Los Rougon-Macquart. Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio; intenta Zola plasmar todos los aspectos de la vida y el comportamiento humano. En este ciclo se representan con detalle e incluso con crudeza, diversos «ambientes sociales del París popular (La taberna, El vientre de París), de la vida provinciana (La conquista de Plassans), de la mina (Germinal), del campesinado (El desastre), etc.» (Rdgz. Marín).
Las ideas de Zola son difundidas en españa por la Pardo Bazán («La cuestión palpitante») que hace una defensa del escritor francés, si bien se muestra en contra de alguna de sus afirmaciones: no cree en el determinismo y piensa que la pasión o el sentimiento no se rigen por las mismas leyes que «la caída de la piedra».

    Para concluir, podemos comentar las ideas de W.Pattison, que hace la siguiente clasificación:

  Naturalismo/Realismo

  Jóvenes/Mayores

Progresistas/conservadores

(Galdós y Palacio Valdés escaparían a esta clasificación.)

Arriba

La Generación del 68

      La crítica viene agrupando últimamente a los autores principales de este período dentro de la llamada Generación del 68 (J.I.Ferreras). Sería más preciso, siguiendo a Pattison, dividir dos grupos: los mayores (Alarcón, Pereda, Valera -y Galdós, por edad) y los jóvenes (Pardo Bazán, Clarín, Palacio Valdés -muy distinto- y Blasco Ibáñez). Ideológicamente podríamos decir que Galdós y Palacio Valdés deben intercambiarse en esta clasificación. Las características «generacionales» son:

-Tienen una misma conciencia de clase; similares formas de pensar, ver, entender, razonar… Desde distintas ópticas, todos creen en el progreso y la educación. Podíamos distinguir entre librepensadores y católicos.

-Parten de un dualismo prerrealista y alcanzan la totalización realista. Al final, se verán tentados por el Naturalismo.

-Son fundamentalmente optimistas en sus inicios y, progresivamente, más pesimistas.

-Aspiran a dar cuenta de la sociedad española y explicar y demostrar sus resortes internos.

-Formalmente, el narrador-tipo (bien cronista, bien omnisciente) interfiere en la acción, comenta, moraliza, sugiere al lector lo que debe pensar de los hechos y los personajes.

Nos detendremos en la obra de los tres grandes novelistas del siglo:

 


 Benito Pérez Galdós (1843-1920)

  Nació en Las Palmas de Gran Canaria (1843). Hizo sus estudios de Derecho en Madrid; pronto comenzó a escribir novelas, muchas ambientadas en esta ciudad. Tuvo éxito, aunque con el tiempo fue muy criticado. Murió en 1920. Ideológicamente evoluciona desde el liberalismo progresista hasta posturas cercanas al socialismo.
Obra: Además de 20 obras de teatro, escribió más de un centenar de novelas. Veamos las más importantes:

*Los Episodios Nacionales, 5 series de 10 novelas cada una (la última, 6), en las que intenta ofrecer una visión novelada de la Historia de España en el siglo XIX. Es una obra documentada y objetiva, en la que sabe unir lo individual (novelesco) y lo social (histórico).

*Las primeras novelas aún no consiguen la perfección; son obras de tesis: se parte de una idea prefijada que hay que demostar. Están dentro de un estilo prerrealista. DestacaDoña Perfecta.

*A partir de 1880 comienza la publicación de las «Novelas españolas contemporáneas», 24 obras en las que Galdós alcanza la plenitud. Destacan Fortunata y Jacinta (1886-87), su obra más lograda, Miau (1888), Nazarín (1895) y Misericordia (1897).

    El estilo de Galdós es claramente realista; realiza unos profundos estudios sicológicos y sociales. Sus novelas están perfectamente documentadas, pero su estilo, espontáneo y vivo, no se pierde nunca. Algunos le criticaron su descuido estilístico. Pese a esto, su fama va en aumento; junto con Cervantes y su coetáneo Clarín está considerado uno de los mejores novelistas de nuestra literatura.

 



 

Leopoldo Alas, Clarín (1952-1901)

      Clarín, al igual que Galdós, escribe desde una facción de la burguesía, pero contra las aberraciones de la burguesía, Aparte de una serie de cuentosy de la novela, Su único hijo (1890), Clarín es, sobre todo, el autor de La Regenta (1884), sólo comparable en profundidad, complejidad e intención a las mejores obras de su amigo Galdós.
Clarín concluye La Regenta a los 34 años de edad, con el convencimiento, según sus palabras, de haber conseguido «una obra de arte». La historia es conocida: En Vetusta (nombre bajo el que se esconde Oviedo) vive don Fermín de Pas, que abre la novela recorriendo con su catalejo los pormenores de la ciudad. Joven, apuesto y ambicioso, de Pas es el magistral de la Catedral, con aspiraciones más altas. Al iniciarse la obra, don Fermín recibe un encargo muy especial: debe convertirse en confesor de doña Ana Ozores, mujer del antiguo regente de la Audiencia, conocida, por ello, como la Regenta. Entre ellos se establecen relaciones de amor-amistad, plagadas de matices. El triángulo lo completa Álvaro Mesía, donjuán de Vetusta, que desea conquistar a la Regenta, única mujer virtuosa que aún no se ha rendido a sus pies. Para ello contará con la ayuda de todo el pueblo, que desea ver caer a doña Ana.
La obra se divide en dos partes fundamentales: los 15 primeros capítulos son primordialmente descriptivos: conocemos, a través de las opiniones del narrador omnisciente, la ciudad y sus habitantes, uno a uno. Entramos en la compleja psicología de los personajes principales: Fermín se mueve entre la obediencia a su madre (con un no superado complejo de Edipo), la ambición eclesiástica, el amor a Ana y el temor al qué dirán. Doña Ana es fiel esposa, ciudadana ejemplar, religiosa, enamoradiza; se siente atraída por Álvaro y Fermín, aunque, generalmente, se niega a reconocerlo. Quizás el más claro de los personajes principales es Álvaro, menos matizado, menos complejo.
Los quince capítulos finales son más narrativos. Prima ahora el desarrollo de los acontecimientos: D.Álvaro consigue sus propósitos; don Víctor, el Regente, muere tras un duelo con Álvaro; Ana es abandonada por todos, menos por Frígilis, incansable amigo de su esposo. El final es desolador. Doña Ana queda en el suelo de la catedral, despreciada por todos, incluso por Celedonio «el acólito afeminado, alto y escuálido», que, al ver desmayada a la Regenta siente el deseo miserable de besarla en los labios. Ana se despierta; «había creído sentir sobre la boca el vientre viscoso y frío de un sapo».
Si el Naturalismo se destaca por el análisis psicológico de los personajes, no cabe duda de que Ana Ozores es una personalidad compleja y contradictoria que ha sido reflejada a la perfección por el autor.
 La Regenta ha sido denominada «novela de la frustración», por la sensación de fracaso vital que deja en los lectores (Rodríguez Marín); otros han hablado de la novela de todo un pueblo, Vetusta; todos los estamentos sociales quedan reflejados.
Si la historia (compleja, matizada, bien construida) es uno de los mayores logros de la obra, no debemos olvidar el estilo de Clarín: Alas busca siempre la palabra precisa, la frase adecuada y perfecta; pocas expresiones sobran en esta obra medida y pensada, cumbre del Naturalismo español.

 


 Juan Valera (1824-1905)

     Juan Valera nació en Córdoba. Era de familia ilustre y eso le permitió obtener una buena educación. Fue diplomático en diversos países europeos y americanos. Lázaro Carreter lo define como «un hombre de mundo, refinado, epicúreo y enemigo de excesos. Ideológicamente, fue un liberal moderado, tolerante y elegantemente escéptico en cuanto a lo religioso».
Fue antes crítico que escritor. No publicó hasta los 50 años. Ha sido considerado como el máximo representante del arte por el arte (Montesinos). Su realismo es moderado: rechaza, por un lado, los excesos fantasiosos o sentimentales de la novelística romántica; sus obras poseen una ambientación precisa y los personajes son verosímiles. Pero, por otra parte, elimina los aspectos más desagradables de la realidad: Podemos hablar, pues, de cierto toque esteticista, idealizador. No es extraño que declarase que, si la realidad es desagradable, el escritor debe «mentir para consuelo» de sus lectores.
Sus mejores hallazgos, en cuanto al contenido de sus obras, reside en los análisis psicológicos que realiza de sus personajes, sobre todo de los femeninos.
Se mostró contario a las novelas de tesis, aunque en sus obras se puede apreciar la tendencia a demostrar una de ellas: en el conflicto entre el deseo y los impulsos humanos frente a los convencionalismos (sobre todo religiosos), vencen siempre los primeros: la vida, la pasión se anteponen al pseudomisticismo (Pepita Jiménez) y la mojigatería (Juanita la Larga).
En cuanto al estilo, la crítica coincide afirmar que el suyo es el más cuidado de entre todos los escritores realistas (debemos exceptuar a Clarín). Busca la sencillez; se decanta por la selección. De ahí los importantes aciertos estilísticos que apreciamos en sus obras.

 PEPITA JIMÉNEZ

    La mejor obra de Valera es, sin duda, Pepita Jiménez (1874). Su originalidad reside, en primer lugar, en el tono epistolar inicial (con un epílogo de narración directa). Los puntos de vista se entrecruzan; la estructura está muy bien cuidada.
La obra está escrita en tres partes: «Cartas de mi sobrino», «Paralipómenos» y «Epílogo: cartas de mi hermano».
El autor nos presenta la obra como si fuese un manuscrito que él encontró entre los papeles de un deán de una catedral andaluza. Nos explica que cambiará los nombres de los protagonistas, algunos aún vivos. Esta técnica (llamada «del manuscrito encontrado») tiene su origen en El Quijote: el autor, para dar verosimilitud a su obra, dice no ser el inventor de la misma, sino que la encontró ya escrita. Así, la trama adquiere visos de ser auténtica.
La obra posee multitud de puntos de vista; se consigue así crear un relato rico y variado; al principio, sólo conocemos lo que el protagonista desea, pero poco a poco (en las dos últimas partes) se nos completa la visión de los hechos, aclarando ciertas «lagunas» que, por verosimilitud, no podían ser cubiertas en la parte epistolar.
A partir de la segunda parte, domina la omnisciencia de Valera, que selecciona los acontecimientos y maneja a la perfección su mundo creado.

20 enero, 2012

La acentuación

Filed under: Acentuación — la profe, Nico @ 10:36

Sigue los siguientes enlaces y realiza los ejercicios, ya verás que mejoras tu ortografía.

¡Y en esos acentos  que siempre se resisten!

 

 

EJERCICIOS

Ejercicio 1: para empezar algo facilito.

http://www.vicentellop.com/ortografia/acentuacion.htm

Ejercicio 2:  Escribe  cada palabra en su casilla correspondiente, ah, y no te olvides poner los acentos.

http://www.librosvivos.net/smtc/homeTC.asp?TemaClave=1161

Ejercicio 3:  aquí tenéis un montón de ejercicios para seguir practicando, ¿conseguiréis hacerlos todos?

http://www.aplicaciones.info/ortogra2/ortoac.htm

9 enero, 2012

Power point con la introducción al teatro barroco. Lope y Tirso de Molina

Filed under: Tirso de Molina — la profe, Nico @ 9:59

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Power point con las características del teatro barroco.

El arte nuevo de hacer comedias de Lope y características generales de la obra de Tirso, El burlador de Sevilla y convidado de piedra.

Teatro Barroco.

18 diciembre, 2011

Luis de Góngora y Argote

Filed under: Luis de góngora,Uncategorized — la profe, Nico @ 22:09

Luis de Góngora y Argote

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Enlaces externos

Power point de clase

LUIS DE GÓNGORA. Por Rocio y Abigail 2010

Luis de Góngora. Realizado por Jenny, Nuria y Lúa 2011.

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17 diciembre, 2011

La más bella niña de nuestro lugar

Filed under: Uncategorized — la profe, Nico @ 17:33

La más bella niña.

La más bella niña

de nuestro lugar,

hoy viuda y sola

y ayer por casar,

viendo que sus ojos

a la guerra van,

a su madre dice,

que escucha su mal:

Dejadme llorar 


Orillas del mar.  Pues me distes, madre,

en tan tierna edad

tan corto el placer,

tan largo el pesar,

y me cautivastes

de quien hoy se va

y lleva las llaves

de mi libertad,

Dejadme llorar 

Orillas del mar. 

 

En llorar conviertan

mis ojos, de hoy más,

el sabroso oficio

del dulce mirar,

pues que no se pueden

mejor ocupar,

yéndose a la guerra

quien era mi paz,

Dejadme llorar

Orillas del mar.

No me pongáis freno

ni queráis culpar,

Que lo uno es justo,

lo otro por demás.

Si me queréis bien,

no me hagáis mal;

harto peor fuera

morir y callar,

Dejadme llorar 

Orillas del mar. 

 

Dulce madre mía,

¿Quién no llorará,

aunque tenga el pecho

como un pedernal,

y no dará voces

viendo marchitar

los más verdes años

de mi mocedad?

Dejadme llorar

Orillas del mar.

Váyanse las noches,

pues ido se han

los ojos que hacían

los míos velar;

váyanse, y no vean

tanta soledad,

después que en mi lecho

sobra la mitad.

Dejadme llorar 

Orillas del mar.

Comentario

AUTOR
El autor de este poema es Luis de Góngora y Argote, importante autor del barroco español, nacido en Córdoba el 11 de julio de 1561, y fallecido el 23 de mayo de 1627 a la edad de 54 años. Nació en el seno de una ilustre familia y estudio en la Universidad de Salamanca. Recibió órdenes religiosas. Tuvo un pequeño cargo eclesiástico, echo que le permitió viajar por España con frecuencia. Luego se estableció en Madrid, donde pasara su vida. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni la religión ni el amor, ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía. Parece que le domina un solo sentimiento, el de la belleza. La poesía de Góngora está caracterizada por el carácter burlesco que le da a sus obras.

TEMA
Una bella joven, recién casada, se queda sola a causa de la marcha de su marido a la guerra.
Se desahoga con su madre, su confidente, diciéndole que la deje llorar por lo poco que le ha durado la compañía de su esposo, quien ella dice que se ha llevado las llaves de su libertad.

MÉTRICA

Se trata de un romancillo, es un poema compuesto por versos hexasílabos, de arte menor, que se agrupan en estrofas de ocho versos, al final de cada una se repite un estribillo formado por un pareado, con rima consonante, mientras que la rima de las estrofas es asonante en los versos pares dejando libres los impares.

ESTRUCTURA
Este romancillo se divide en dos partes:
1ª parte  (1-8) – Presentación de la joven que se desahoga con su madre por a partida de su marido a la guerra, después de ser recién casados, cosa que significaba que también se llevó con él las “llaves de su libertad”. Esta primera parte esta escrita en tercera persona.
2ª  parte (11-60) – En esta segunda parte se encuentran las lamentaciones en primera persona de la joven, haciendo referencia s u casamiento en una edad muy temprana, y las peticiones a su madre de que la deje llorar por haberse quedado sola siendo tan joven.

CONTEXTUALIZACIÓN

Romancillo-letrilla de 1580, obra maestra de la serie de romances líricos del autor. El tono y los versos populares de la lírica tradicional se infiltran en este poema reelaborados  con mayor complejidad y extensión.

El  poema entronca con la lírica tradicional de la Edad Media. Al igual que en  las jarchas y las cantigas de amigo, el tema es el lamento de una mujer por la ausencia del amado. También en  ellas otra mujer hace el papel de confidente, como en este caso sucede con la madre, interlocutora del lamento de la muchacha. (Ver http://nomesjoana.wordpress.com/2011/03/04/ondas-do-mar-de-vigo-martin-codax/)

ESTILO

Nos hallamos lejos de la complejidad estilística de las composiciones cultas de Góngora, existe no obstante,  una mayor elaboración que en la lírica tradicional anterior al siglo XVII.

Vídeo

LETRILLA, ANDEME YO CALIENTE…

Filed under: Luis de góngora,Uncategorized — la profe, Nico @ 16:52

Luis de Góngora: Ándeme yo caliente y ríase la gente.

Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días 5
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,(1)
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla 10
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;(2)
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla(3)
que en el asador reviente, 15
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas, 20
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,(4)
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles,(5) 25
yo conchas y caracoles

entre la menuda arena,
escuchando a Filomena (6)
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente. 30
Pase a medianoche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama,(7)
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar 35
la blanca o roja corriente,(8)
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada, 40
do se juntan ella y él,(9)

sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.

ACLARACIONES SOBRE VOCABULARIO (vienen incluidas en el propio examen).
1. naranjada: mermelada de naranja.
2. Las mil preocupaciones (cuidados) del príncipe, no tendrán solución
(como píldoras dorados) por comer con vajilla dorada.
3. quiero más: prefiero.
4. Por las patrañas o cuento del Rey que rabió se entiende cualquier cuento antiguo o de tradición oral.
5. Nuevos continentes o países, para comerciar y amasar fortunas.
6. Filomena: el ruiseñor.

7. Leandro pasaba cada noche a nado el estrecho de Dardanelos para encontrarse a su amada Hero, hasta que una noche muere ahogado y ella se suicida tirándose al mar también. Góngora se burla de estos desgraciados amantes y de los que vienen a continuación.

8. Tragarme el vino blanco o tinto.
9. Las ropas ensangrentadas de Píramo hacen suponer a Tisbe que ha muerto, por lo que se suicida clavándose una espada, en la que también se ensarta él cuando la ve.Por eso la espada es el lecho conyugal (tálamo) de los amantes. Góngora se burla de ello en la conclusión del poema.

 

 

COMENTARIO

En esta letrilla, podríamos decir que lo que Góngora lleva a cabo es, en definitiva, una versión satírica del tópico del Beatus ille, sirviéndose para ello de un motivo tradicional, del cual provienen los versos que encabezan la composición: “Ándeme yo caliente/ y ríase la gente“.

En efecto, el contenido fundamental del poema, no es otro que una deformación burlesca de aquellos motivos con los cuales solía desarrollarse convencionalmente ese tópico clásico cuya fuente última suele ser Horacio y su poema del mismo título, Beatus ille, que había versionado fray Luis de León en su celebérrimo poema “Oda a la vida retirada”.
Ahora bien, lo que Horacio elegantemente expone en su ÉpodoII “Beatus ille qui procul negotiis…“, es una exaltación del ideal epicúreo (lindante con el estoicismo) de la sobriedad y la austeridad de una vida sencilla alejada de todo afán o preocupación.
Tan nobles ideales, en la irreverente letrilla de Góngora dan paso a un desenfadado canto hedonista que debemos poner en relación con los contrastes del barroco. Frente a la reflexión pesimista sobre la vida, un vitalismo burlón, aunque también nihilista, como el que le da tono a este poema.
Góngora es universalmente conocido por ese elaborado arte cubierto con la etiqueta de culteranismo, pero no es menos cierto que posee otra faceta: la de cultivador y revitalizador de la poesía tradicional. Tuvo un papel destacado en la revitalización del romance que se llevó a cabo en el barroco. También participó en la renovación del villancico y la letrilla.
Hasta que llegó a sus manos, esta forma métrica había sido un género menor limitado a temas religiosos o rústicos y vulgares. Góngora empezó a cultivar la letrilla en 1581 y la convirtió en un vehículo idóneo para expresar la sátira burlesca

. Observemos en el poema que comentamos, cómo Góngora funde elementos tradicionales y cultos, aunando ambos para redoblar su intención burlesca. Parte, como hiciera en otras letrillas, de un refrán, pero a lo largo del poema la chispa humorística salta por la colisión entre elementos populares y alusiones más o menos zafias y grotescas a referentes mitológicos. El propio tema elegido es culto y Góngora lo pasa por el filtro de la poesía tradicional, lo que en sí mismo es uan propuesta provocadora.
Recordemos que la letrilla, básicamente, no era otra cosa que un villancico de tono satírico. El villancico era una forma estrófica derivada del zéjel, que había sido inventado en el siglo X por el poeta hispanomusulmán Mucáddamben Muafa.
La estructura métrica común a todos ellos, reducida a su esencia, consiste en concebir el poema como formado por un estribillo y un píe. En el pie es donde están la mudanza, la vuelta y la repetición del propio estribillo.
Originalmente, todo ello estaba pensado para el canto y el baile. El solista cantaba la mudanza y el verso de vuelta.El coro, tras el verso de vuelta, intervenía cantando el estribillo, entero o en parte, según los casos. La diferencia entre el zéjel y el villancico viene marcada, esencialmente por la diferente extensión de cada una de las partes.

Pero, como decimos, la letrilla, básicamente, no es más que una variante satírica del villancico. En el caso del poema que nos ocupa, la mudanza la forma una sextilla, seis versos octosílabos, cuya rima, consonante, debe seguir ciertas pautas: todos los versos deben tener rima, no pueden rimar más de dos seguidos y los dos últimos no pueden formar pareado. Teniendo todo esto en cuenta, esta es la disposición métrica de la letrilla de Góngora:

Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
(Estribillo)

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno, (Cuatro versos de mudanza)

y las mañanas de invierno (Enlace)
naranjada y aguardiente, (Vuelta)
y ríase la gente, (Estribillo)

En cuanto al contenido, lo singular de la letrilla es precisamente la conjunción entre lo tradicional y lo culto. El poeta toma un refrán popular y a partir de él desarrolla el poema de forma jocosa deformando un tópico de la literatura culta.
La estructura del poema se organiza en torno a los diversos motivos de este tópico, el Beatus ille, que el poeta satiriza. De manera que, tras el estribillo inicial, el primer apartado (versos 3 a 16) tienen como núcleo significativo el desprecio burlón del poder y del lujo. El poeta desprecia la pompa del poder y prefiere una vida humilde, apegada a los placeres sencillos.
En el segundo apartado se podrían integrar las dos siguientes series (versos 16 a 30), si e

ntendemos también que la segunda, se antepone a la primera y la complementa. Prefiere estar entretenido ya salvo de los rigores del clima, y renuncia desdeñosamente a la ambición, el enriquecimiento o las grandes empresas en general.
En el tercer apartado, la dos últimas series (vv.31 a 44), ridiculiza el amor y lo cambia por los placeres de la mesa.
En cuanto al estilo, evidentemente estamos muy lejos de la poesía hiperculta que Góngora, como sabemos, llevó a extremos insuperables.
La letrilla destaca por la sencillez expresiva. Merece la pena destacarse en el apartado léxico, la presencia en el poema de palabras como “morcilla, mantequilla, bellotas, castañas”, etc. Es el resultado lógico de elevar a ideal de vida esa dorada medicocridad de lo cotidiano.
Sobresale tambiénen el poema el uso de la metonimia, pues el poeta se sirve de ella a lo largo de todo el poema para ir acentuando el contraste entre las dos actitudes ante la vida que contrapone.”Morcilla, mantequilla, bellotas, castañas” y otros elementos similares, concretan así el atractivo contenido del modo de vida que resulta mejor valorado en la letrilla.

Como ya señalaran Dámaso Alonso y Robert Jammes, el contraste entre los valores ideales de la sociedad y el mu
ndo real marca todas las letrillas de Góngora y esta es un buen ejemplo pues está articulada en torno a él.
La letrilla recoge perfectamente el espíritu de la poesía tradicional, revitalizado, como decimos. El empleo de giros y expresiones del lenguaje coloquial es otra muestra de ello. Así lo vemos en diversos momentos como en la alusión a “el Rey que rabió” o “muy en hora buena”».
En cuanto a las metáforas, estamos lejos del esplendor metafórico del Góngora característico en poemas de registro culto. Hay pocas metáforas y forman parte del apartato humorístico del poema. Así “el golfo” de su lagar, del cual mana el vino o la burlona equiparación del tálamo de los enamorados a la espada y, por supuesto, la hilarante transformación del pastel en Tisbe.
Podría añadirse la graciosa personificación según la cual gobiernan sus días “mantequillas y pan tierno”.
En definitiva, es un estilo en el que domina la sencillez y el gracejo, igual que en otros aspectos del texto, con lo cual se integra perfectamente en la tradición poética que pretende recrear.
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VÍDEO


 

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16 diciembre, 2011

Amarrado al duro banco / de una galera turquesa

Filed under: Luis de góngora,Uncategorized — la profe, Nico @ 18:46

«Amarrado al duro banco», de Luis de Góngora

El protagonista de este romance es un cautivo español que añora la patria desde su prisión en un barco turco

AMARRADO AL DURO BANCO                             

Amarrado al duro banco
de una galera turquesca (1),
ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra,
un forzado (2) de Dragut (3)
en la playa (4) de Marbella
se quejaba al ronco son
del remo y de la cadena:
«Oh sagrado mar de España,
famosa playa serena,
teatro donde se han hecho
cien mil navales tragedias:
pues eres tú el mismo mar
que con tus crecientes besas
las murallas de mi patria,
coronadas y soberbias,
tráeme nuevas de mi esposa,
y dime si han sido ciertas
las lágrimas y suspiros
que me dice por sus letras;
porque si es verdad que llora
mi cautiverio en tu arena,
bien puedes al mar del Sur (5)
vencer en lucientes perlas.
Dame ya, sagrado mar,
a mis demandas respuesta,
que bien puedes, si es verdad
que las aguas tienen lengua;
pero, pues no me respondes,
sin duda alguna que es muerta,

aunque no lo debe ser,
pues que vivo yo en su ausencia.

Pues he vivido diez años
sin libertad y sin ella,
siempre al remo condenado,
a nadie matarán penas».
En esto se descubrieron

de la Religión (6) seis velas,
y el cómitre (7) mandó usar
al forzado de su fuerza.

1 turquesca: turca.
2 forzado: condenado a remar.
3 Dragut: pirata turco.
4 playa: franja costera de mar.
5 mar del Sur: océano Pacífico.
6 Religión: Orden de Malta.

Comentario poema “Amarrado Al Duro Banco”.

Este poema pertenece al autor barroco Luís de Góngora, que es considerado uno de los máximos representantes de esta época. En este romance de Góngora se manifiesta el desengaño y el pesimismo propio de la época, pero esta vez lo pone en boca de un prisionero condenado a remar en una galera turca. Además se une el hecho de que están en el Mediterráneo, delante de las playas de Marbella, donde tantas victorias ha tenido la armada española, y que ahora él se ve sometido a la prisión de los turcos.

Se trata de un poema de versos octosílabos, donde riman los pares con rima asonante y los impares tienen rima libre. A este tipo de composición se le conoce como romance.

Góngora nos explica la queja de un prisionero en una galera que desea saber sobre su esposa.

Podemos dividir el poema en tres partes.

La primera parte (versos1-8) se expone la situación del prisionero y sitúa el escenario donde se van a desarrollar los acontecimientos, playa de Marbella. Este prisionero es un forzado de Dragut, famoso pirata turco del siglo XVI, sucesor de Barbarroja. Y se queja de su situación al mismo ritmo que el sonido que hacen los remos.

Ahora el autor elige la voz del galeote para exaltar sus sentimientos. En estos cuatro versos, el galeote se dirige, mediante una exclamación, al mar de España, lugar donde se han producido numerosas batallas navales.

Segunda parte (versos 9-36) es  la parte más extensa. El autor elige la voz del galeote para exaltar sus sentimientos, ya que aquí es donde el prisionero muestra todo su pesar. Se dirige, mediante una exclamación al mar de España lugar donde se han producido numerosas  batallas navales. Se utiliza la primera persona para marcar el dramatismo de la situación. El prisionero se dirige al mar, creando así una personificación “pues eres tú el mismo mar que con tus crecientes besas”, encontramos una metáfora del mar como “teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias!”, también vemos como hace referencia a las murallas de su patria “coronadas y soberbias.   El prisionero echa de menos a su esposa y le exige al mar que le de noticias de ella: “Tráeme nuevas de mi esposa”,  se lamenta por no saber nada de ella y cree “sin duda alguna que es muerta”. El lamento es muy profundo y la pena inmensa porque, como él mismo protagonista nos confiesa, “ ha vivido diez años sin libertad y sin ella”.
La tercera parte (versos 37-40). El narrador vuelve a tomar la palabra, es un fragmento narrativo donde se nos describe la dura condición del prisionero condenado a galeras. Se nos advierte de la llegada de las naves cristianas a través de la metonimia de “seis velas” y la orden de remar más fuerte y rápido que le dictamina el cómitre, persona encargada de las maniobras y castigo de los forzados.

Conclusión

En conclusión, Luis de Góngora manifiesta a través de este poema el deseo de un condenado a galeras por conseguir nuevas de su amada y también la libertad. Como interlocutor secundario vemos el papel pasivo que hace el mar de España, al cual se dirige el galeote al predicar sus lamentaciones.
Góngora utiliza adjetivos como “duro banco”, “sagrado mar”,”navales tragedias” y sustantivos como “mar” “patria “murallas”, porque el autor se está refiriendo a una realidad concreta, es decir, la situación del prisionero que se queja de su vida y de su destino.

 

 

 

 

15 diciembre, 2011

Soledad primera, versos 1-65 (fragmento)

Filed under: Luis de góngora — la profe, Nico @ 11:31

Fragmento de la Soledad Primera

En que el mentido robador de Europa
—Media luna las armas de su frente,
Y el Sol todo los rayos de su pelo—,
Luciente honor del cielo,
En campos de zafiro pace estrellas,
Cuando el que ministrar podía la copa
A Júpiter mejor que el garzón de Ida,
—Náufrago y desdeñado, sobre ausente—,
Lagrimosas de amor dulces querellas
Da al mar; que condolido,
Fue a las ondas, fue al viento
El mísero gemido,
Segundo de Arïón dulce instrumento.

Del siempre en la montaña opuesto pino
Al enemigo Noto
Piadoso miembro roto
—Breve tabla— delfín no fue pequeño
Al inconsiderado peregrino
Que a una Libia de ondas su camino
Fió, y su vida a un leño.
Del Océano, pues, antes sorbido,
Y luego vomitado
No lejos de un escollo coronado
De secos juncos, de calientes plumas
—Alga todo y espumas—
Halló hospitalidad donde halló nido
De Júplter el ave.

Besa la arena, y de la rota nave
Aquella parte poca
Que le expuso en la playa dio a la roca;
Que aun se dejan las peñas
Lisonjear de agradecidas señas.

Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
Océano ha bebido
Restituir le hace a las arenas;
Y al Sol le extiende luego,
Que, lamiéndole apenas
Su dulce lengua de templado fuego,
Lento lo embiste, y con suave estilo
La menor onda chupa al menor hilo.

No bien, pues, de su luz los horizontes
—Que hacían desigual, confusamente,
Montes de agua y piélagos de montes—
Desdorados los siente,
Cuando —entregado el mísero extranjero
En lo que ya del mar redimió fiero—
Entre espinas crepúsculos pisando,
Riscos que aun igualara mal, volando,
Veloz, intrépida ala,
—Menos cansado que confuso— escala.

Vencida al fin la cumbre
—Del mar siempre sonante,
De la muda campaña
Árbitro igual e inexpugnable muro—,
Con pie ya más seguro
Declina al vacilante
Breve esplendor de mal distinta lumbre:
Farol de una cabaña
Que sobre el ferro está, en aquel incierto
Golfo de sombras anunciando el puerto.

«Rayos —les dice— ya que no de Leda
Trémulos hijos, sed de mi fortuna
Término luminoso.» Y —recelando
De invidïosa bárbara arboleda
Interposición, cuando
De vientos no conjuración alguna—
Cual, haciendo el villano
La fragosa montaña fácil llano,
Atento sigue aquella
—Aun a pesar de las tinieblas bella,
Aun a pesar de las estrellas clara—
Piedra, indigna tïara
—Si tradición apócrifa no miente—
De animal tenebroso cuya frente
Carro es brillante de nocturno día:
Tal, diligente, el paso
El joven apresura,
Midiendo la espesura
Con igual pie que el raso,
Fijo —a despecho de la niebla fría—
En el carbunclo, Norte de su aguja,
O el Austro brame o la arboleda cruja.

El can ya, vigilante,
Convoca, despidiendo al caminante;
Y la que desviada
Luz poca pareció, tanta es vecina,
Que yace en ella la robusta encina,
Mariposa en cenizas desatada.

Llegó, pues, el mancebo, y saludado,
Sin ambición, sin pompa de palabras,
De los conducidores fue de cabras,
Que a Vulcano tenían coronado.

«¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora,
Templo de Pales, alquería de Flora!
No moderno artificio
Borró designios, bosquejó modelos,
Al cóncavo ajustando de los cielos
El sublime edificio;
Retamas sobre robre
Tu fábrica son pobre,
Do guarda, en vez de acero,
La inocencia al cabrero
Más que el silbo al ganado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!

»No en ti la ambición mora
Hidrópica de viento,
Ni la que su alimento
El áspid es gitano;
No la que, en bulto comenzando humano,
Acaba en mortal fiera,
Esfinge bachillera,
Que hace hoy a Narciso
Ecos solicitar, desdeñar fuentes;
Ni la que en salvas gasta impertinentes
La pólvora del tiempo más preciso:
Ceremonia profana
Que la sinceridad burla villana
Sobre el corvo cayado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!

»Tus umbrales ignora
La adulación, Sirena
De reales palacios, cuya arena
Besó ya tanto leño:
Trofeos dulces de un canoro sueño,
No a la soberbia está aquí la mentira
Dorándole los pies, en cuanto gira
La esfera de sus plumas,
Ni de los rayos baja a las espumas
Favor de cera alado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!»

No, pues, de aquella sierra —engendradora
Más de fierezas que de cortesía—
La gente parecía
Que hospedó al forastero
Con pecho igual de aquel candor primero,
Que, en las selvas contento,
Tienda el fresno le dio, el robre alimento.

Limpio sayal en vez de blanco lino
Cubrió el cuadrado pino;
Y en boj, aunque rebelde, a quien el torno
Forma elegante dio sin culto adorno,
Leche que exprimir vio la Alba aquel día
—Mientras perdían con ella
Los blancos lilios de su frente bella—,
Gruesa le dan y fría,
Impenetrable casi a la cuchara,
Del viejo Alcimedón invención rara.

El que de cabras fue dos veces ciento
Esposo casi un lustro —cuyo diente
No perdonó a racimo aun en la frente
De Baco, cuanto más en su sarmiento,
Triunfador siempre de celosas lides,
Le coronó el Amor; mas rival tierno,
Breve de barba y duro no de cuerno,
Redimió con su muerte tantas vides—;
Servido ya en cecina,
Purpúreos hilos es de grana fina.

Sobre corchos después, más regalado
Sueño le solicitan pieles blandas
Que al Príncipe entre Holandas
Púrpura Tiria o Milanés brocado.
No de humosos vinos agravado
Es Sísifo en la cuesta, si en la cumbre
De ponderosa vana pesadumbre
Es, cuanto más despierto, más burlado.
De trompa militar no, o destemplado
Son de cajas, fue el sueño interrumpido;
De can sí, embravecido
Contra la seca hoja
Que el viento repeló a alguna coscoja.

Durmió, y recuerda al fin cuando las aves
—Esquilas dulces de sonora pluma
Señas dieron suaves
Del Alba al Sol, que el pabellón de espuma
Dejó, y en su carroza
Rayó el verde obelisco de la choza.

Agradecido, pues, el peregrino,
Deja el albergue y sale acompañado
De quien lo lleva donde, levantado,
Distante pocos pasos del camino,
Imperïoso mira la campaña
Un escollo, apacible galería,
Que festivo teatro fue algún día
De cuantos pisan, Faunos, la montaña.
Llegó, y a vista tanta
Obedeciendo la dudosa planta,
Inmóvil se quedó sobre un lentisco,
Verde balcón del agradable risco.

Si mucho poco mapa le despliega,
Mucho es más lo que, nieblas desatando,
Confunde el Sol y la distancia niega.

Argumento de la obra

La mayor dificultad a la hora de valorar adecuadamente las soledades es que son una obra inacabada. El texto a comentar es un fragmento de la Soledad Primera,  muchos pensaron que Góngora quería dividir las Soledades en cuatro partes, correspondientes a las estaciones del año o a las etapas de la vida. Góngora dice: ¨Mi poesía va destinada a quien tiene capacidad para quitar la corteza y descubrir lo misterioso que encubre¨. La Soledad Primera es una reconstrucción del lenguaje y sobrepasa este, también son un elogio a la naturaleza. Como primera aproximación podemos decir que su trasfondo es el clásico «menosprecio de la corte» frente a la sencillez de la vida campestre. Su protagonista es un personaje un tanto misterioso, si bien su misterio se debe esencialmente a que Góngora proyectaba ir revelándonos poco a poco los detalles de su historia y, si bien conocemos los más sustanciales, lo cierto es que nos hemos quedado sin conocer los pequeños detalles que más curiosidad suscitan. Por ejemplo, ni siquiera sabemos su nombre. En el poema se le llama frecuentemente «el peregrino», y con ese nombre se le conoce, a falta de otro mejor. (El propio Góngora lo llama así en la dedicatoria del poema: Pasos de un peregrino son, errante …). Es un apuesto joven cortesano que, desdeñado por la mujer a la que ama, ha decidido desterrarse y vivir errante. Un naufragio lo arroja a las costas de una región campestre y ahí da comienzo la Soledad Primera. El peregrino es acogido por unos cabreros, y al día siguiente por unos serranos que lo invitan a acompañarlos a una boda que va a tener lugar en un pueblo vecino. La boda se celebra el tercer día y con esta tercera jornada termina también la primera parte del poema. A lo largo de estos dos días y medio el peregrino podrá admirar y disfrutar de las maravillas de la vida campesina: conocerá la hospitalidad de las gentes del lugar, la buena comida, hermosos paisajes, hermosas mujeres, oirá las historias de algunos personajes, y no faltarán ocasiones para comparar este mundo ideal con el negro mundo cortesano.

 

 

POWER POINT y comentarios DE ALUMNOS

Soledad Primera

Soledad Primera de Góngora. Por Rocio y Abigail.

 

 

De una dama que, quitándose la sortija, se picó con un alfiler

Filed under: Luis de góngora — la profe, Nico @ 11:27

De una dama que, quitándose la sortija, se pico con un alfiler.

DE UNA DAMA QUE, QUITÁNDOSE UNA SORTIJA, SE PICÓ CON UN ALFILER

Prisión del nácar era articulado
De mi firmeza un émulo luciente,
Un dïamante, ingenïosamente
En oro también él aprisionado.

Clori, pues, que a su dedo apremïado

De metal aun precioso no consiente,
Gallarda un día, sobre impacïente,
Lo redimió del vínculo dorado.

Mas ay, que insidïoso latón breve
En los cristales de su bella mano
Sacrílego divina sangre bebe:

Púrpura ilustró menos indïano
Marfil; invidïosa sobre nieve,
Claveles deshojó la Aurora en vano

COMENTARIO

Según nos informa José Manuel Blecua, el soneto De una dama que quitándose una sortija, se picó con un alfiler de Luis de Góngora (1571-1627) está recogido en el manuscrito de Chacón que pertenece a los años que van entre 1612 y 1627. Fueron años en los que Góngora exprimió toda su sabiduría al escribir Polifemo o la Fábula de Píramo y Tisbe y diversos sonetos más. Este soneto pues, contiene muchos aspectos de interés.

Como cabría esperar, este soneto, contiene la siguiente estructura métrica: ABBA ABBA CDC DCD, cada verso está constituido por 11 sílabas y contiene rima consonante. El autor trata de mostrarnos a una mujer que quitándose una preciosa sortija que él mismo le había regalado (o tal vez no), se pincha y comienza a sangrar.

Góngora vivió en la época del Barroco y fue con él como se creó la corriente del culteranismo o gongorismo. Esta corriente literaria, como se observa a la perfección en este soneto, se caracterizó por el abuso o concentración de algunos recursos retóricos. Ejemplos de estos recursos estilísticos son la latinización de la sintaxis con un fuerte uso del hipérbaton, el abuso de cultismos o palabras extraídas directamente del latín, el uso de la metáfora, abundancia en la perífrasis, preferencia por oraciones sintácticas largas y laberínticas y tal vez, lo más interesante en este poema, la abundancia de la ornamentación sensorial del verso.

El hipérbaton queda latente en toda la poesía de Góngora, ejemplo de esto es la primera estrofa de este poema en la que se percibe una sintaxis muy latinizada, es decir, con un cambio en el orden de palabras. También tenemos el uso de la metáfora como recurso literario: nácar articulado (se refiere a la mano de la dama).Y por supuesto, la abundancia de cultismos: émulo, luciente, nácar, diamante.

El primer cuarteto expresa tres metáforas que dependen unas de las otras. La primera es que el dedo de la dama está aprisionado por la sortija, esto lo vemos en el verso inicial. La segunda es que el diamante está incrustado en el oro del anillo (versos 3 y 4). La última metáfora es la del poeta prisionero del amor de la dama, concretamente de sus cabellos dorados (verso 2). Estas ideas se exponen haciendo uso de violentos hipérbatos y vocabulario culto (émulo, luciente). Además, vemos la repetición del lexema “prisión” al inicio de la estrofa y también al final, que tiene un carácter intensivo, es decir, para destacar la imagen.

A continuación, el poeta explica que la dama, llamada Clori (información dada al principio del cuarteto), no consiente que su dedo esté oprimido por el anillo, aunque este esté hecho de metal y sea valioso, entonces se lo quita. En esta estrofa, otra vez observamos el uso de cultismos como por ejemplo “apremiado”, “vínculo” y “redimió”.

En el primer terceto, se explica que la joven, al quitarse la sortija, se clava con un “latón breve”, metáfora de “alfiler”. El poeta, haciendo uso de esta metáfora, degrada el valor del anillo. De esta manera pues, acentúa la importancia de la dama. Esta herida le produce sangre, la que cambia el color de su blanca mano. Con la interjección “ay” del primer verso, se hace referencia al dolor que siente la dama al pincharse. El léxico erudito es presente de nuevo en las palabras “insidioso” y “sacrílego”.

Por último, se compara el púrpura de la sangre de la mujer con el marfil indio. Ella gana y en consecuencia, la Aurora deshoja claveles sobre la nieve, en vano. Aquí vemos por primera vez en todo el poema, la aparición de personajes mitológicos, en este caso, se trata de la diosa Aurora, quien celosa de la sangre de la dama, despoja claveles sobre la nieve. Volvemos a hacer hincapié en los cultismos, en esta estrofa son “púrpura” e “ilustró”.

Conclusión

Este poema de Luis de Góngora es otra muestra más de su elevada calidad como “culterano”. La presencia de vocablos que mantienen el origen latino y el elevado uso de hipérbatos nos lo confirman. Todos estos elementos incrementan la dificultad para comprender la composición, deseo del poeta de una fastuosa perfección formal.

14 diciembre, 2011

FRANCISCO DE QUEVEDO

Filed under: Francisco de Quevedo — la profe, Nico @ 23:13
Francisco Gómez de Quevedo Villegas

Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, hijo de Pedro Gómez de Quevedo y Villegas y de María Santibáñez, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Escritor español, que cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y que es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Hombre de acción envuelto en las intrigas más importantes de su tiempo, era docto en teología y conocedor de las lenguas hebrea, griega, latina y modernas. Destacaba por su gran cultura y 

por la acidez de sus críticas; acérrimo enemigo personal y literario del culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español.
El año 1606 vuelve a su Madrid natal en busca de éxito y fortuna a través del duque de Osuna que se convierte en su protector; también entabla un pleito por la posesión del título nobiliario del señorío de La Torre de Juan Abad, —pequeña villa dependiente del municipio de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) al sur de La Mancha—. Se traslada a Italia en el año 1613, llamado por el duque de Osuna, entonces virrey de los reinos de Nápoles y Sicilia, el cual le encarga importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjura. El duque de Osuna cayó en desgracia en 1620 y Quevedo fue arrastrado en la caída y desterrado a sus posesiones de La Torre de Juan Abad, después, sufrió presidio en el monasterio de Uclés (Cuenca) y arresto domiciliario en Madrid. Por defender con virulencia la propuesta que el Apóstol Santiago fuese elegido el patrón de España, en pugna con los carmelitas que proponían a Santa Teresa, se vuelve a ver Quevedo castigado al destierro de nuevo en La Torre de Juan Abad. Esta etapa azarosa y desgraciada marcó todavía más su carácter agriado y además entró en una crisis religiosa y espiritual, pero desarrolló una gran actividad literaria. Con el advenimiento del reinado de Felipe IV cambia algo su suerte; el rey le levanta el destierro pero el pesimismo ya se había apoderado de él.
Su matrimonio con la viuda Esperanza de Mendoza (1634) tampoco le proporcionó ninguna felicidad al gran misógino y se separó de ella a los pocos meses.
De nuevo se siente tentado por la política, pues ve el desmoronamiento que se está cerniendo 

sobre España y desconfía del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió algunas diatribas amargas. Más tarde, por un asunto oscuro que habla de una conspiración, es acusado de desafecto al gobierno, y es detenido en 1639 y encarcelado en el monasterio de San Marcos (León), —hoy convertido en parador turístico de lujo— prisión tan miserable y húmeda, que provoca grandemente la merma de su salud.
Cuando es liberado, en 1643, es un hombre acabado y se retira a sus posesiones de La Torre de Juan Abad para después instalarse en Villanueva de los Infantes donde el 8 de septiembre de 1645 murió.

Como personaje perteneciente a la nobleza del siglo XVII, Quevedo ostentó los títulos de Caballero de la Orden de Santiago y Señor de la Torre de Juan Abad.
Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español. Su obra está entroncada con su forma de vida: desenvuelta y alegre en las sátiras de su juventud —letrillas burlescas y satíricas como «Poderoso caballero es don Dinero»— es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios y debilidades de la humanidad, y zahirió de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, paradigma conceptista: «Érase un hombre a una nariz pegado…».

En su poesía amorosa, de corte petrarquista en la que lo que cuenta es la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo, ejemplo de ello es el soneto «Cerrar podrá mis ojos la postrera…» que es uno de lo
s sonetos más bellos de las letras españolas, en el cual la muerte no vence al amor que permanecerá en el amante como queda evidente en el último terceto. Es un poeta genial, cuya permanente actualidad, maravillosa capacidad creadora del idioma castellano, honradez moral y elevada lírica, le dan un lugar preeminente en la poesía española.
De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De su prosa cabe señalar: «La vida del Buscón llamado don Pablos»; «Política de Dios y gobierno de Cristo»; «Vida de Marco Bruto»; «Los sueños» y «Los nombres de Cristo».
Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos, pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla.
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